Historia de un Gran Hombre
A lo largo de la historia de la Iglesia han ido apareciendo personas carismáticas que gritaban e intentaban cubrir, con propuestas de fe, las insuficiencias de la sociedad y de la Iglesia de su tiempo. Procuraron ser este fermento evangélico, testimonio de fe, en una sociedad y lo mismo en una Iglesia que escandalizaba en su tiempo.

PERSONAS QUE A LO LARGO DE LA HISTORIA FUERON SIGNOS PROFÉTICOS DEL EVANGELIO

S. Benito, Sto. Domingo, Sta. Teresa, Sta. Clara, D. Bosco, S. Francisco, Juan Pablo II, Teresa de Calcuta, Juan León Dehon son algunas de estas personas que no sólo fueron fieles a la fe evangélica, sino que dejaron seguidores que continúan viviendo su intuición evangélica. Juan León Dehon, gran impulsor en su tiempo, continúa hoy siendo señal en la sociedad y en la Iglesia por su carisma y por sus continuadores. Preocupado con los grandes problemas de su tiempo, procuró llevar la justicia, la paz de Dios y la serenidad espiritual a las personas.

FAMILIA DEHON

León Dehon nació el 14 de marzo de 1843 en La Capelle, diócesis de Soissons, Francia. Su padre, Julio Alejandro Dehon, era un comerciante. Hombre respetable, dotado de carácter bondadoso y recto. Dejó de frecuentar la Iglesia cuando era joven. Su madre, Estefanía Vandelet (Fany), era una señora profundamente creyente y religiosa. Participaba activamente en las organizaciones parroquiales, nutría una profunda devoción al Corazón de Jesús y procuraba dar una buena educación a sus hijos. Eran dos los hijos de la familia.

SUEÑOS DEL PADRE...

El padre soñaba con un lugar de prestigio en la sociedad para su hijo. Iría a estudiar, haría un curso brillante y, enseguida, continuaría la tradición de la familia. Lo que interesaba era el honor, una vida bien asegurada. Más, como nos enseña la experiencia, no siempre las pretensiones de la familia están de acuerdo con los designios de Dios.

DEHON NIÑO

Los primeros años de vida de León Dehon discurren con toda normalidad. Mientras su hermano Enrique prefería acompañar a su padre, cobrando interés por los campos y por los caballos, él prefería estar en casa junto a su madre, con quien rezaba mucho. León se mostraba inclinado a la amistad, la bondad y la generosidad. Su mayor defecto era la vanidad. Su salud no era muy fuerte. Tenía una enfermedad delicada. A los cuatro años una fiebre cerebral casi lo lleva a la sepultura. De esta dolencia le quedó como secuelas tendencia al cansancio y dolores de cabeza. Fue víctima de un accidente de caballo, lo que le provocó una cierta sordera. Llegada la edad escolar, fueron los dos hermanos matriculados en el Externado de La Capelle. Cuando terminaran la escuela primaria se matricularon los dos en el Colegio de Hazebrouck, donde entraron el 1 de octubre de 1855.

DEHON JOVEN

Les extrañaba el nuevo ambiente, austero y rudo. León participaba en encuentros y retiros de jóvenes. Tenía un director espiritual con quien hablaba de sus problemas, de sus dificultades y de sus aspiraciones. Con catorce años recibió el sacramento de la Confirmación. He aquí que nace el deseo de ser sacerdote. Con dieciséis años, León consigue el bachillerato en la Facultad de Letras, grado que le daba acceso a la Universidad. El padre veía a su hijo crecer y, al mismo tiempo, articulaba sus sueños: un lugar de honor en la sociedad para su hijo. No nos extrañe pues que, en los días de 1859, al tener conocimiento de la vocación de su hijo, el señor Dehon vea en peligro su sueño y tema no verlo cumplido. En Octubre de 1879, parte para París y en 1860 es bachiller en Ciencias, teniendo iniciados sus estudios jurídicos. Después de 4 años (1864) defiende su tesis doctoral en Derecho. Mientras estaba en París, frecuentó la parroquia de San Sulpicio, procurando tener una relación muy próxima con Dios y con la comunidad cristiana.

VIAJE A ORIENTE

En el verano de 1864, el padre le ofrece un viaje por Oriente, intentando así que dejase la idea de la vocación sacerdotal. Roma y Jerusalén fueron los dos marcos que reforzaron su vocación, contrariando la voluntad de su padre. Decide entrar en el Seminario francés en Roma. El verano en casa de sus padres fue terrible, ya que el padre continuaba empeñado en no dejarle entrar en el seminario y su madre se tornó fría, temiendo perder al hijo al hacerse sacerdote.

EN ROMA

De 1864 a 1868 estudia Teología en Roma, en la Universidad Gregoriana. Mientras estudia da catequesis y visita a los pobres. Se ordena el 19 de diciembre de 1868 con la presencia de sus padres en San Juan de Letrán. El padre, en contacto con los sacerdotes y con los lugares sagrados de Roma, se reencuentra con Dios y con la Iglesia, ya que hace mucho tiempo que se encuentra apartado de la práctica religiosa. El P. Dehon permanece en Roma hasta 1871, doctorándose en Teología y Derecho Canónico. Participa en el Concilio Vaticano I como estenógrafo.

ACTIVIDAD PASTORAL EL FRANCIA

En 1871 vuelve a la Diócesis de Soissons y es nombrado canónigo de San Quintín, un barrio industrial de 35.000 personas, procurando despertar la fe adormecida de muchos cristianos, denunciando errores e injusticias, dedicando especial atención a los jóvenes y a los obreros. Funda el Patronato de San José, con varias actividades; da inicio al Círculo Obrero Católico y un periódico que hacía falta en la ciudad. Lanza nuevas iniciativas: conferencias para jóvenes y pobres, Asociación de Patrones Católicos (estaba convencido de que para ayudar a los obreros era necesario dar criterios humanos y religiosos a los patrones) y, por fin, el Oratorio del Corazón de Jesús, con reuniones periódicas para sacerdotes sobre problemas sociales y pastorales del mundo obrero. Funda el Colegio de San Juan en 1877.

SEÑOR, ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA?

En medio de toda esta actividad, irrumpe en él una antigua aspiración: entrar en una Congregación. Hacerse religioso. Mas, ¿en cuál? Por eso, se preguntaba muchas veces: ¿Señor, qué quieres que haga? Consultó a varias personas y entre ellas a San Juan Bosco que le dijo: “Su obra es obra de Dios”. Así, en la fiesta del Corazón de Jesús el 28 de junio de 1878, funda la Congregación de los Sacerdotes del Corazón de Jesús, con el carisma específico de hacer presente el amor de Dios en el corazón de las personas y de la sociedad humana.

EL DESEO MISIONERO

Desde el inicio de la Congregación, el P. Dehon considera las misiones un campo vasto, donde se podría realizar el espíritu del Instituto. Pensaba enviar a sus religiosos a los países lejanos de las misiones, bajo la condición de poder vivir juntos, en vida común. Dice el P. Dehon: “entre nosotros se cultiva siempre el deseo misionero”. Con gran alegría, en una simple pero conmovedora ceremonia, envió a los dos primeros misioneros –PP. Grison y Blanc- para la primera misión en Ecuador. Le seguirán las misiones en el Congo, en Finlandia, en Camerún. Y hoy la Congregación de Sacerdotes del Corazón de Jesús está prácticamente expandida por todo el mundo, en más de 30 países, contando con cerca de 2500 religiosos, extendidos por Europa, Africa, América y Asia. Los misioneros españoles están en Venezuela, Ecuador, Zaire y la India.

MANUAL SOCIAL CRISTIANO

El P. Dehon siempre fue sensible a la justicia, la diferencia entre obreros y patrones, pobres y ricos. Además de acciones concretas realizadas para disminuir la injusticia, escribió el Manual Social Cristiano o Catecismo Social, que serían textos fundamentales utilizados en muchas escuelas durante mucho tiempo. El manual estaba destinado a sacerdotes, para hacer llegar el mensaje a los patrones y a los obreros, procurando sensibilizarlos en orden a la acción social, para que cada uno cumpliese sus deberes y defendiese sus derechos.

POR ÉL VIVÍ Y POR ÉL MUERO

El P. Dehon tiene 82 años. Durante el verano de 1925 una epidemia de gastroenteritis hace estragos en Bruselas, donde está viviendo. El P. Dehon pronto muestras síntomas del mal. El miércoles 4 de agosto, se levanta como de costumbre a la capilla a rezar, hace su oración y celebra la misa. Está tan agotado que deben ayudarle a volver a su habitación y a acostarle.Durante estos días el P. Dehon va a ser ayudado y cuidado por sus hermanos de comunidad y el se pasará rezando todo el día por su congregación, pero las crisis cardiacas cada vez son más violentas. El 12 de agosto de 1925 el P. Dehon a las 10 de la mañana señala la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y dice con voz fuerte: “Por Él viví y por Él muero”. Algunos minutos después su corazón deja de latir y muere.